Un día súper

Normal. Hora de levantarse: 6:30 AM con rabia al escuchar el despertador, no querer destaparse, pararse al fin, vestirse (también ducharse), ponerse el abrigo del colegio encima de su polerón tan nenita de cuarto medio, apagar las luces, despertar a su hermano y atender la llamada de su papá que estaba afuera esperándo para llevarnos al colegio; partimos.
En el auto, una conversación satisfactoria, contando los detalles de un lugar fuera de Santiago el padre, la hija contaba a la vez que vió una película con el amigo de su hermano y sus primos escuchaban y me decían el significado de spectro, que significa guardián; nos bajamos.
Despedida. El primo dice "te amo", y van y vienen respuestas como "¡cuidense, que les vaya bien!", etc, etc.
Llegada al colegio con bufanda en la mano: Entrada, saludar a inspectoras con un "¡hola tía, buenos días!", primera vez que se le dijo buenos días a una inspectora, siempre son solamente saludos, nada de cosas demaces; primera clase: filosofía.
Pasaron cosas como la moral, ética y cosas de muy buen gusto para la mente y comportamientos humanos, con mucho sueño casi llegamos a lo inconsciente hasta que nos tocó literatura; recreo.
Llegó la hora de comer, al fin. "¿Dame 10 tabletones?", y meter la mano a la bolsita para sacarlos, pero a la compañera, amiga y vecina no le alcanzaron: convidar 3 para ser feliz; segunda clase: arte. (ilusiones ópticas, pajarito, jaula, o como trabajos llamados "no a las cigüeñas psicólogas" de Yanina Pavez Aravena del IV medio A.).
Conversación con la compañera de puesto de al lado, de lentes, escuchar. Caminando por los pasillos y llegando a la sala, hay que conseguirse confort para ir al baño, pero una cosa como esa se olvida pronto.
Vuelta a la clase: química, pero la profe no estaba así que había una nueva señora reemplazandola, a la cual se le pidió permiso para hablar por teléfono diciéndole que era urgente, pero enrealidad no fue tanto, preguntaba si entendíamos la materia y enseñó cosas que ya sabíamos, pero ocupaba bastante metodología.
Salida del colegio: dijeron por parlantes de las salas que se debía salir por la puerta ancha, el portón.
Despedirse del curso y retirarse, pensando si hará calor o frío en la calle, que si hay cosas para mañana, que a qué hora tiene que ir donde Hugo, en que si papá la irá a buscar en la tarde, en qué estará haciendo la gente que no se mira, y muchas cosas, pero al mismo tiempo.
- ¿Sabe qué?, acaba de ocurrir un accidente, ahora perdió la memoria desde ese fin de semana, ¡pero tome estos remedios!, le ayudarán a recuperarla.
- No, muchas gracias, por salud no tomo remedios, contradictorio... pero asertivo.
- Entonces, ¿como se quiere mejorar y volver a recordar?
- No creo que quiera algo para recordar, yo creo que hay que tener a alguien para hacerlo, y si no, no no más. Así que prefiero que se me olvide todo a que no exista alguien para que me recuerde que existe e ingerir remedios por sí sola, o si no sería una masoquista y me estaría cegando al jurar que la gente va a llegar sola sin decirles nada.
Así es la manera de llegar a casa, pensando esas cosas, comer galletas de vino, escuchar música, así como Interpol o Nirvana y mejor ponerse a dormir.